La cantante italo-americana deslumbró con sus grandes éxitos, vesturio, coreografías y una voz envidiable ante más de 18.000 personas que sucumbieron ante la diva del pop.
La nueva estrella Gaga se reivindicó ante sus fans como la gran diva gay de la música, haciendo un alegato al amor libre y a la rebeldía, dejando atrás los miedos, desatando la complicidad del público y llegando a ponerse una bandera arcoiris que le tiraron. Y es que Lady Gaga sabe que buena parte de su éxito se debe al incondicional apoyo del público gay, que compra sus discos, baila sus canciones y llena sus conciertos. La cantante supo agradecerlo a sus “pequeños monsters”.
A su vez no dejó al margen el lugar en el que actuaba, elogiando a la ciudad condal como capital gay y nombrando “Barcelona” en infinidad de ocasiones.
Al margen de la Gaga reivindicativa, también vimos a una gran cantante y compositora. Y es que presume de que nunca hace playback, y no es para menos. Su increíble voz deslumbró a los asistentes, sobre todo en las canciones donde más se podía lucir.
En el concierto no faltó sus grandes éxitos que la han catapultado a la fama, como “Poker face”, “Just Dance”, “Telephone”, o su esperado “Alejandro”. Aunque la apoteosis llegó en el colofón final, haciendo un amago de que su concierto había acabado. Pero faltaba su idolatrado “Bad Romance”, con el que se despidió por todo lo alto del público barcelonés.
Los vestuarios de Gaga no defraudaron, muy atrevido como no podía ser menos. Aunque tal vez sí que se esperaba más del escenario o de los bailarines, sobre todo comparándolos con los modelos que salen en sus vídeos musicales.
Las pequeñas pausas fueron amenizadas por vídeos que en unas ocasiones rayaban el mal gusto y en otras parecían sacadas de un concierto de Madonna, e incluso a veces se hicieron aburridas. También en la parte central del concierto, donde presentó parte de su último disco, no acabó de conectar con el público, con una continuación de canciones lentas, que sólo fueron interrumpidas por un piano en llamas.
En definitiva, un concierto imposible de perderse, donde pudimos por fin ver de cerca a la diva que está revolucionando la música actual y que barre allá donde vá.
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