embarazo

En efecto, Jorge, homosexual de 31 años, se ha convertido hace unos días en México D.F. en padre gracias a su propia madre, de 50 años, que le ofreció gestar en su vientre el óvulo donado por una amiga y fecundado in vitro por el esperma de su hijo.
El parto por cesárea se ha producido tras un embarazo sin problemas, pero ha atraído la atención de los medios por lo singular del caso. A favor o en contra, a nadie se le escapa que la gestación subrogada (conocida vulgarmente como “vientre de alquiler”) puede plantear complejas cuestiones éticas, y pocas veces de forma tan notoria como en este caso, en el que la mujer que ha gestado al bebé es además su abuela genética. Según esta última, Darío, el recién nacido, es su primer nieto, pero al mismo tiempo lo siente de alguna forma como su cuarto hijo. Y, en cualquier caso, estaría dispuesta a repetir la experiencia.
El caso ha causado revuelo entre algunos medios homófobos y cristianos (curiosamente los grupos que se consideran “pro vida”), que lo consideran un ejemplo más de las aberraciones que según ellos conlleva la paternidad homosexual (olvidando al parecer que casos similares ya se han producido con hijos heterosexuales). Al otro lado están los que hablan de un acto de generosidad y amor que culmina en una nueva vida, y que señalan que la paternidad es algo más que la concepción y gestación de un feto.